PRESENTACIÓN |
A principios del siglo XX, se denomina “psicología comparada”, a lo que diversos especialistas se dedican, al estudiar las conductas y la psicología de las diferentes especies animales. En 1973, por los trabajos de varios científicos, se denomina a esta actividad ETOLOGÍA (del griego ethos = costumbre y logos = razonamiento, estudio, ciencia) desde ese momento ya considerada una ciencia de pleno derecho. La ETOLOGÍA estudia en los animales aspectos tales como la agresividad, el apareamiento, el desarrollo del comportamiento, la vida social, la impronta y hasta qué punto es instinto o conducta adaptativa/aprendida. En general hay pocas personas que no tengan una opinión muy definida sobre los gatos, siendo todas respetables y aceptadas. A pesar que científicamente todavía no gozamos de muchos datos sobre este animal. Llevando tantos años conviviendo juntos el ser humano y estos pequeños felinos, aún pueden sorprendernos, en ocasiones nos ofrecen imágenes llenas de ternura, pero no debemos olvidar la agresividad que puede mostrar el animal, muy semejante a la de los grandes felinos. Su posición como animal doméstico, actualmente, no presenta ninguna duda de forma global. No obstante, existe la cuestión de si la humanidad ha conseguido “domesticar” a este enigmático felino. El estudio y observación de las costumbres de los grandes felinos, muchos de ellos en riesgo de extinción hoy día, poco a poco, fueron describiendo y documentando las necesidades y forma de sobre vivir de los mismos. Estos no son tan lejanos parientes del gato, tanto de los que plácidamente viven en casas con las personas, como aquellos que despreocupadamente caminan por las ciudades. Hasta hace no muchos años, no se había iniciado de forma seria y científica el estudio de los gatos. Un animal complejo, que conserva muchos rasgos del animal no domesticado (como los leones) y goza del privilegio de ser admitido en la sociedad humana. A veces hay quien describe a los gatos como “solitarios, traicioneros, desapegados de las personas”. Este tipo de afirmaciones, además de ser inadecuadamente generalizadas, demuestra nuestro poco conocimiento de estos animales. Constantemente nos encontramos con la infortunada comparación, entre la forma en que interactuamos con un perro y un gato. Esta comparación entre especies, deja en desventaja a los felinos. Las personas son conscientes de la interacción de los humanos con los caballos, dando por descontada la relación con los perros. La gran diferencia es que a uno se le considera como “animal de granja” y al otro como “animal doméstico”. La gente no compara entre estas especie y de forma inconsciente, se da por hecho que no se les adiestra de la misma forma. No siendo tan amplio el conocimiento que se tiene de la conducta de los gatos, ya es posible comprender muchas de sus actitudes e incluso incidir para modificar el comportamiento de nuestro felino. Podemos adiestrar a nuestro gato y descubrir su mundo, lleno de interesantes cuestiones. Con la característica que aún no es una especie domesticada, no hay un gato que actúe exactamente como otro, es lo que podríamos denominar su carácter único y “personal”. Haciéndolo de forma correcta, avanzando según el tiempo de respuesta del gato y mucha constancia por nuestra parte, indudablemente podemos MEJORAR LA RELACIÓN CON EL GATO. Con la información recopilada por el dueño del gato, sumado a los conocimientos de la especie con los que contamos, podemos disfrutar tranquilamente de un trocito de “vida salvaje” en casa, sin correr riesgos, ni sufrir disgustos. Únicamente compartir con el tierno y cariñoso animal con el que compartimos la vida, sin importar su edad o sexo. Autor
Graciela Prado © All Rights Reserved |